galicias >> Camino de Santiago
"... pero, en calquier caso, ¡el Camino de Santiago existe! y en él se encuentra la magia, el espíritu y la simiente de un mundo nuevo, más humano, mejor y diferente". (Juan)
"No se entiende por peregrino sino el que va hacia la casa de Santiago, o vuelve de ella" (DANTE, pasaje de la Vita Nuova)De Roncesvalles a Larrasoaña.
El Camino de Santiago es un intensa aventura interior, un viaje largo y lento, duro y hermoso a la vez, hacia el interior de uno mismo.
El peregrino comienza siempre el Camino cuando sale de la puerta de su casa, cualquiera que sea el lugar donde viva. Y, si lo que pretende es hacer la ruta jacobea desde Roncesvalles a Santiago, lo primero que hará será un viaje, normalmente en tren o en autobús, para llegar hasta Pamplona. Desde aquí puede coger un autobús hasta Roncesvalles. En cualquier foro le informarán de los horarios de "La Montañesa", de los que también se puede enterar llamando al ff: 948 221 584; en principio hay un autobús que sale de Pamplona para Roncesvalles todos los días laborables a las seis de la tarde y los sábados a las cuatro. Pero cuidado: Los domingos y festivos no hay autobús. Si se llega a Pamplona en día festivo o en laborable después de haber salido el bus queda la opción de coger un taxi desde Pamplona. Lo habitual es llegar a Roncesvalles un día por la tarde, dirigirse al albergue para sellar la credencial y pedir un huequecito donde dormir, asistir a la misa del peregrino y recibir por primera vez la "bendición del peregrino", cenar en alguno de los bares que hay, y tumbarse encima de una colchoneta esperando a que amanezca. La noche en Roncesvalles se hace larga, mortificante y purificadora; el interior del peregrino empieza a cargarse de una energía inexplicable y se empiezan a sentir los primeros efectos de una droga llamada "jacobeína" que le da al peregrino una fuerza misteriosa que le lleva a sentir en su interior que "lo imposible no existe".
Tres amigos en Roncesvalles, una tarde de agosto del año 2000, antes de empezar el Camino.
Es totalmente normal dormir mal o muy mal la primera noche, debido a los nervios lógicos del que empieza un camino hacia lo desconocido, y a la falta de costumbre de dormir en albergues. Por eso el peregrino novato se pone en pie por la mañana lo más pronto que puede, liberándose de la pesadilla de una mala noche, y empieza a caminar antes incluso de que amanezca.
La etapa que va de Roncesvalles a Larrasoaña tiene una longitud de unos 27,4 km y es una de las más duras. Pero también es una de las más bellas.
Se sale de Roncesvalles por un andadero paralelo a la carretera. Nada más salir se encuentra un hermoso crucero gótico del siglo XIV. Tras caminar tres km que no presentan mayores dificultades se llega al primer pueblo: Burguete. Si el día está claro el peregrino queda deslumbrado con la belleza de las casonas navarras, bien pintadas, con sus balcones llenos de flores, todo ello iluminado por una luz fresca y pura de un sol que se está despertando todavía. Y ya se empieza a sentir que hacer el camino es una experiencia que vale la pena.
Si ya está abierto algún bar se puede tomar el primer café o el primer bocadillo. Pero lo más normal es que al pasar por Burguete todavía esté el pueblo durmiendo y que se siga caminando esperan hasta el siguiente pueblo para tomar el primer desayuno.
En medio del pueblo se gira a la derecha, abandonando la carretera, para salir del pueblo y coger una pista cómoda que conduce hasta el siguiente pueblo: Espinal. A la salida de Burguete se cruza el primer riachuelo por un pequeño puente de piedra. Luego se camina por entre hermosas praderas pobladas de pacíficas vacas que están tranquilamente tomando la primera comida del día.
Si no se ha hecho antes, conviene tomar en Espinal un buen desayuno para coger fuerzas pues faltan todavía más de 20 km para la meta.
Al salir de Espinal toca empezar a subir (primero por una carretera, luego por una pista, y finalmente por un sendero), hasta llegar al Alto de Mezkiritiz. A partir de aquí empieza un largo descenso por entre hermosos bosques.
Se llega luego a Biscarreta, y dos km después a Lintzoain. Y al salir de este pueblo empieza la subida al Alto de Erro. Las piernas van ya cansadas y la subida cuesta un poco. Pero la senda es hermosa, pasando por hermosos bosques en los que hay robles, abedules, tejos, pinos..... Tras llegar a la cima se comienza de nuevo a bajar hasta llegar a Zubiri. Aquí el peregrino puede pasar de largo sin entrar en el pueblo siguiendo su camino hacia Larrasoaña. Pero quizás la sed y la falta de fuerzas aconsejen cruzar el puente de la Rabia y entrar en el pueblo de Zubiri para reponer un poco las energías ya escasas. Incluso si el agotamiento es muy grande se puede cambiar el plan y dirigirse al albergue para hacer aquí el final de etapa.
Para los que siguen, falta aproximadamente una hora y cuarto para llegar a Larrasoaña, tras pasar por las dos pequeñas localidades de Ilarratz y Ezkirotz, que no ofrecen ningún bar ni servicio al peregrino.
Larrasoaña es un lugar magnígico para hacer un final de etapa por muchas razones:
-Porque el albergue lo atiendo DON SANTIAGO ZUBIRI, que es un hombre maravilloso que lleva el espíritu del Camino en el centro de su corazón y que entiende como nadie al peregrino, que sabe que lo que necesita es una ducha, un poco de ánimo, un poco de cariño, un bar para comer, y una amistad para descansar. Y todo eso lo ofrece a manos llenas. Una de las cosas que no olvidaré nunca es la ducha con agua caliente que don Santiago nos regaló en Larrasoaña.
-Porque el pueblo es pequeño y tiene un sólo bar ...y un solo albergue .... lo cual hace que todos los pregrinos coman y descansen los mismos sitios ... y así surgen las primeras amistades. Si alguien venía solo .... es seguro que de Larrasoaña sale ya con amigos. Y esto es fantástico. Es el maravillosos espíritu del camino.
En Larrasoaña, delante de la puerta del albergue, esperando la llegada de Don Santiago Zubiri.
La alegría sale espontánea, a borbotones.
Santiago: sueño, meta y destino de todos los caminos.
Foto de la Fachada del Obradoiro de la Catedral.
"O que converte a vida nunha bendición non é facer o que nos gusta, senón que nos guste o que facemos" (GOETHE)
"No me resigno a que, cuando yo muera, siga el mundo como si yo no hubiera vivido" (Pedro Arrupe)
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