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El padre Caffarel
(escribiendo desde el corazón)
Después de pasar un par de días oyendo hablar del padre Caffarel, el latido de los recuerdos que quedan en nuestro corazón puede expresarse más o menos así:
Henri Caffarel nace el 30 de julio de 1903 en Lyon. En Francia. En el seno de una familia católica.
Es niño. Juega. Estudia. Reza. Hace travesuras.
Empieza la carrera de derecho. Todo va bien hasta que una enfermedad le obliga a dejar la carrera. Supongo que esto sería un problema, una desgracia para él y para sus padres. Al menos en un principio...
Pero Dios escribe recto con líneas torcidas. Y lo que parece un fracaso o una debilidad... puede acabar convirtiéndose en la raíz y la fuente de algo muy grande. Y así sucedió en este caso...
El abandono de los estudios de Derecho... acabó conduciendo al joven Caffarel hacia el sacerdocio...
Cuando tenía 20 años llega el momento más decisivo de su vida. En un momento se encuentra personalmente con Jesús: es un encuentro íntimo, un descubrimiento interior... Y esto lo cambia todo. Al ver que Dios le ama... su vida entera tiene que ser una respuesta a ese amor... Y decide dar respuesta a esa llamada. A partir de entonces toda su vida será una permanente búsqueda del camino que en cada momento debe seguir para dar respuesta al amor de Dios...
Él lo expresa así: "A los veinte años, Jesucristo, de pronto, se convirtió en Alguien para mí. ¡Oh! Nada espectacular. En ese lejano día de marzo supe que era amado y que amaba, y que entre Él y yo esta relación de amor sería para siempre...”.
Dios le ama. Y le llama a corresponder a ese amor. Caffarel lo sabe. Y se propone entregar toda su vida a Dios como respuesta a su amor. La decisión está tomada. Y es una decisión radical. Definitiva.
El primer paso es la oración. Estar con el amigo. Hablar con él. Escucharle. Sentarse, cerrar los ojos, y estar a su lado en silencio. Compartir el silencio con el amigo es a veces la manifestación más elevada de la amistad.
Y la oración le convierte en un hombre libre. Libre de las ataduras del pasado, de los tópicos, de los esquemas preconcebidos... Libre de las modas estériles del momento... Libre de la superficialidad... Libre de todos los perjuicios...
Y el ser libre le convierte en profeta. Porque es capaz de ver la realidad con ojos limpios. Su mirada libre le permite tener intuiciones proféticas. Y su libertad le conduce a expresarlas con claridad y sin miedos.
Una de sus grandes intuiciones proféticas se produce en torno al año 1938. Cuatro jóvenes matrimonios se reúnen con él para comentarle que están buscando su propia forma de vivir como cristianos... Le piden ayuda. Pero él no les da consejos, no les da recetas, no les da normas morales, no les dice lo que tienen que hacer... Se da cuenta de que esa búsqueda es algo muy importante... y de que vale la pena... Él no tiene una respuesta mágica. Simplemente les dice: BUSQUEMOS JUNTOS.
Y este es el inicio de una gran obra, una gran obra de Dios en el mundo, una obra que Dios realiza valiéndose de la mediación del Padre Caffarel y de aquellos cuatro matrimonios.
Y empiezan a caminar. En libertad. Sin ataduras. Sin perjuicios. Sin ideas preconcebidas. Buscando un camino nuevo. Y descubren que los casados no son cristianos de segunda categoría. Que si los sacerdotes están llamados a ser santos... Los casados también. Que el matrimonio es un sacramento igual de importante que el del orden sacerdotal. Que es posible ¡y necesario! desarrollar una espiritualidad conyugal, destinada a los cristianos casados... En aquella época, en aquel momento histórico, esto suponía una gran novedad, una revolución... Pero los profetas son siempre simiente de caminos nuevos...
Caminan juntos. Hablando. Escuchando. Y sobre todo rezando. La oración es en todo momento la raíz principal de toda la vida y obra del Padre Caffarel. Y allí, donde aquellos matrimonios se reúnen con aquel sacerdote, en nombre de Jesús... allí aparece Jesús en medio de ellos. "Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en el medio de ellos".
Y allí se hace presente el Espíritu... y les va mostrando el camino: vivir la fe en grupo, en las casas, en pequeñas comunidades, como los primeros cristianos. De cuatro a seis matrimonios y un sacerdote. Rezando juntos. Compartiendo su fe. Compartiendo sus vidas. Ayudándose a ser mejores. Los sacramentos del matrimonio y del sacerdocio unidos. Caminando hacia la santidad.
Luego vienen las cosas concretas. La redacción de la Carta Fundacional. La expresión de los medios para conseguir el objetivo de vivir la fe y el evangelio, como matrimonios cristianos, sin estancarse, mejorando cada día...
Se van uniendo más matrimonios. Se forman más equipos. La intuición del Padre Caffarel está dando respuesta a una necesidad sentida por muchos. No es una superestructura artificial... sino una idea viva, al servicio de una necesidad real... Por eso tiene un rápido crecimiento... Y empieza a hablarse de los "grupos Caffarel"... Ante lo cual el padre Caffarel queda horrorizado. Eso no puede ser. Hay que darle otro nombre.
El Padre Caffarel es una persona muy humilde. Y sabe perfectamente que aquello no es una obra suya, sino una obra de Dios que está valiendo de él y de aquellos matrimonios para ponerla en marcha... Él es solo un mediador. Un servidor...
Y la solución aparece así: se ponen los equipos bajo la protección de la Virgen María... Y entonces aparece el nombre: Equipos de Nuestra Señora...
Se van sumando más matrimonios. Y empieza a hablarse del Movimiento de los Equipos de Nuestra Señora... Se produce la expansión del Movimiento por toda Francia. E incluso por otros países... Y cuando parece que todo es un gran éxito... el Padre Caffarel no se queda en lo alto del pedestal para disfrutar del triunfo de su intuición profética... sino que se va, se retira, deja que el Movimiento continúe por sí solo... Y él decide seguir todavía más en profundidad su camino hacia el encuentro con Dios...
En 1973, a los 70 años, deja los Equipos de Nuestra Señora. Si el Movimiento es de verdad una obra de Dios continuará hacia adelante por sí solo. Y así sucede.
Esta es quizás una de las mayores lecciones que nos da el Padre Caffarel: saber irse, saber retirarse, saber dejar que otros continúen su labor... No estorbar. No considerarse imprescindible.
Se retira. Pero no para jubilarse. Ni para descansar. Sino para dedicarse a lo más importante: orar. Y así funda la "Casa de Oración" de Troussures. Allí se dedicó a rezar y a enseñar a rezar. Oración interior. Encuentro con Dios.
Muere el 18 de septiembre de 1996 en su "Casa de Oración" de Troussures. Tras una misa sencilla, a la que asisten unas pocas personas, es enterrado, en la tierra, en una sencilla tumba. Esta era su voluntad. Morir en paz. Encontrarse definitivamente con Dios. Y hacerlo en silencio, sin ruido...
***
Los que lo conocieron nos hablan de un hombre profundo, con unas raíces sólidas, enterradas en la oración y en el encuentro con Dios. Un hombre con una mirada penetrante, que miraba hasta el fondo del corazón. Con unas manos especiales que acompañaban a sus palabras para comunicar lo que Dios decía a través de su voz... Un hombre aparentemente frágil, pero con una gran fortaleza interior. Un hombre exigente, sobre todo para consigo mismo. Y para con los demás exigente y al mismo tiempo comprensivo...
Un cristiano. Un creyente. Creía firmemente en Dios. Creía en lo que hacía. Y amaba lo que hacía. Un hombre apasionado. Había descubierto el amor de Dios. Y vivía amando a Dios. La oración era la expresión principal de su amistad con Dios y la fuente de la que nacían todas sus restantes obras.
Un hombre que creía en el amor: en el Amor de Dios, en el amor a Dios, en el amor a los hombres, en el amor entre un hombre y una mujer que se vive en el matrimonio.
Un hombre decidido. Radical. Exigente. Comprometido. Libre. Un profeta de la felicidad...
Y
sobre todo un hombre sencillo y humilde. Que sabía que era Dios el que
actuaba. Y que él era un mero servidor...
(Juan, 27-09-2009)
El padre Caffarel
(escribiendo desde la cabeza)
Henri Caffarel
(1903-1996)
Henri Caffarel nació el 30 de julio de
1903 en Lyon, en una familia de comerciantes. Recibió una educación
cristiana, tanto en la familia como en la escuela.
Toda su vida, de un modo u otro, girará en torno a una misma idea: la importancia primordial de la oración interior.
A los 20 años sintió la llamada de Jesús, que le decia: “¡Ven y sígueme!”. Este acontecimiento marcó toda su vida. Años más tarde escribiría:
"A los veinte años, Jesucristo, de pronto, se convirtió en Alguien para mí. ¡Oh! Nada espectacular. En ese lejano día de marzo supe que era amado y que amaba, y que entre Él y yo esta relación de amor sería para siempre...”.
Fue ordenado sacerdote el sábado, 19 de abril de 1930 en París.
En 1.939 empezó a acompañar a un grupo de cuatro matrimonios jóvenes. Esta fue la semilla que más tarde dio lugar a la creación de los Equipos de Nuestra Señora.
Un momento decisivo en la obra del Padre Caffarel fue la redacción y edición, en 1947, de “La Carta de los Equipos de Nuestra Señora”.
En 1973, a los 70 años, dejó su servicio al frente de los Equipos, tras asegurar su sucesión, y se consagró enteramente a promover la oración.
Murió el 18 de septiembre de 1996 en su "Casa de Oración" de Troussures, en la diócesis de Beauvais, donde está enterrado.
El 25 de abril de 2006 Monseñor André VINGT-TROIS, arzobispo de París, ha aceptado con agrado la petición de los Equipos de Nuestra Señora de promover la causa de canonización del Padre Henri Caffarel.
Oración para la Beatificatión del Servo de Dios Henri Caffarel
Dios, Padre nuestro,
pusiste en el corazón de tu siervo Henri Caffarel,
un impulso de amor que le unía sin reserva a tu Hijo
y le inspiraba para hablar de Él.
Profeta de nuestro tiempo,
enseñó la dignidad y la bondad de la vocación de cada uno
según la llamada que Jesús nos dirige a todos: “Ven y sígueme”.
Él despertó el entusiasmo de los cónyuges ante la grandeza del sacramento del matrimonio, imagen del misterio de unidad y de amor fecundo entre Cristo y la Iglesia.
Enseñó que sacerdotes y matrimonios
están llamados a vivir la vocación del amor.
Guió a las viudas: ¡El amor es más fuerte que la muerte!
Impulsado por el Espíritu
dirigió a muchos creyentes por el camino de la oración.
Poseído por un fuego devorador, estuvo lleno de Ti, Señor.
Dios, Padre nuestro,
por la intercesión de nuestra Señora
te pedimos que aceleres el día
en que la Iglesia proclame la santidad de su vida,
para que todos descubran la alegría de seguir a tu Hijo,
cada cual según la vocación del Espíritu.
Dios Padre nuestro, invocamos al padre Caffarel para …
(Precisar la gracia a pedir)
Oración aprobada por Monseñor André VINGT-TROIS- Arzobispo de París.
“Nihil obstat”: 4 enero 2006- “Imprimatur”: 5 enero 2006-05-22
En el caso de obtener alguna gracia por la intercesión del Padre Caffarel, comunicarlo:
Al postulador (Asociación “Los Amigos del Padre Caffarel” 49 rue de la Glacière- F 75013 PARIS).
"O que converte a vida nunha bendición non é facer o que nos gusta, senón que nos guste o que facemos" (GOETHE)
"No me resigno a que, cuando yo muera, siga el mundo como si yo no hubiera vivido" (Pedro Arrupe)
"Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mateo 18,20)
Equipos de Nuestra Señora
Comunidades vivas de matrimonios,
reflejos del amor de Cristo.
Benvid@, estás na túa casa