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No tengo pensamientos. Sólo me duelen los pies.

     (La foto está tomada en el patio del albergue de lugo. En agosto de 2008. Una noche. Después de haber metido los pies en agua con sal y vinagre. Y antes de irnos a dormir. El pie es de una amiga peregrina, estudiante de arquitectura, joven, alegre, sonriente... que llevaba varios días caminando con un pequeño esguince... Le dolía. Pero ella seguía. Había ido al camino con una amiga que se había tenido que marchar para casa por problemas con sus rodillas. Ahora ella iba sola. Pero siempre estaba acompañada porque su compañía resultaba muy grata...

     La frase me la dijo al año siguiente (2009) una peregrina de Madrid que había terminado el Camino en Santiago y que se volvía en tren para su casa. Charlando, de noche, en la cafetería del tren, le pedí que me escribiera algún pensamiento relativo al Camino de Santiago... y lo que ella escribió fue precisamente esto: No tengo pensamientos. Sólo me duelen los pies. La frase me gustó mucho. En el Camino empiezas a sentir como te duelen diferentes partes de tu cuerpo, y así tomas conciendia de ellas, y empiezas a valorarlas. Ves lo importante que es cada milímetro de tu ser propio cuerpo. Es una de las muchas formas de autoconocimiento que descubres cuando haces el Camino... Allí estás tu, con tus pies y con tu mochila, con tu cabeza, con tus manos, con tus ojos, con tus oídos... Tú. Todo tú. Pero solo tú. Sin tu coche, sin tu chalet, sin tus títulos, sin todas esas cosas tras las que te escondes muchas veces en la vida cotidiana... Allí estás tu. Y tus posesiones y propiedades de la vida ordinaria, muchas o pocas, no te sirven prácticamente para nada. Es por esto por lo que el Camino nos hace a todos iguales... )

"O que converte a vida nunha bendición non é facer o que nos gusta, senón que nos guste o que facemos" (GOETHE)

"No me resigno a que, cuando yo muera, siga el mundo como si yo no hubiera vivido" (Pedro Arrupe)

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