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PLEGARIA PRIVADA DE UN PAPA
(España, año 1982)
Multitudes.
Aplausos.
Entusiasmo.
Un cuarto de millón
de jóvenes.
Dos millones de personas.
Cincuenta mil obreros.
Los intelectuales.
Las monjas.
Las familias.
Las masas ....
Todos volcados con el Papa.
Las primeras páginas
de los periódicos.
Las revistas.
La televisión.
La radio ...
Todos volcados con el Papa.
I
¡Oh Dios!
Estoy agotado.
No he parado en todo el día.
Las bendiciones,
los discursos,
los actos,
los protocolos ...
no me han dejado tiempo
ni para hablar contigo.
Lo tienen todo programado.
Todo está previsto.
Está todo calculado
hasta el milímetro:
El recorrido,
los encuentros,
las paradas,
los gestos,
los movimientos,
las palabras ....
Todo está exactamente calculado.
Media España sabe hoy
lo que yo debo hacer mañana.
La burocracia funciona:
le han hecho carnets especiales
a los que deben verme más de cerca,
están completamente identificados
los que deben recibir la comunión
de mi mano.
Las furgonetas de la policía
lo controlan todo
formando a mi alrededor
cordones inexpugnables.
Todo marcha sobre ruedas.
Los Obispos están muy contentos.
El viaje está resultando
un gran éxito.
...
Muchas veces me emociono
viendo en el mundo
tanta hambre de Tí, Señor.
La gente no está satisfecha.
La sociedad de consumo
no ha traído la felicidad.
Hay, en el fondo de las conciencias,
una sed rotunda de Absoluto.
Por eso la gente acude a mí.
Vienen buscando
y yo abro los brazos y los acogo a todos.
Y a todos les regalo
mis palabras en Tú nombre.
Y las masas me aplauden
y se emocionan.
Y aplauden mis palabras
aunque luego vayan a seguir su vida
y no las pongan en práctica.
Y muchedumbres inmensas vibran
con entusiasmo.
...
Pero hay momentos
en que me asalta la duda
de si estaré
haciendo teatro,
montando un número,
representando un papel
necesario ...
pero nada más.
Me pregunto si todo se queda
en aplausos y entusiasmo,
en colorines y escenificaciones.
Me pregunto, Señor,
si me estarán convirtiendo
en un objeto más
de esta sociedad de consumo
a la que critico en mis discursos.
Me pregunto, Señor,
-me pregundo.
...
Acoge bondadoso estas palabras
de confesión.
Son mi plegaria en esta noche,
mi rezo, mi oración.
...
II
Señor,
acabo de levantarme.
Todavía falta media hora
para que esté oficialmente despierto.
Quiero aprovechar este tiempo
para charlar un rato contigo.
Sólo he dormido cinco horas, Señor,
y me las he pasado soñando.
Sí. he soñado mucho esta noche.
Y he visto en mis sueños
a una chica de diecinueve años,
huérfana de padre y madre,
que llevaba a su abuelo
al hospital.
(No. Esta no había venido a verme)
Y la he visto llorando
de reveldía y de impotencia,
destrozada por el dolor
y la soledad.
Y escuché la voz de su corazón:
resonaba triste,
lejana,
entrecortada.
Estaba a punto de perder
a la única persona
que le quedaba en este mundo.
Y, viéndola,
pensé en mi padre,
y en mi madre,
y en mi hermano.
Y lloré.
Lloré por ellos,
por mí,
por ella
y por el mundo.
Lloré, Señor.
Y desde mis ojos mojados
volví a entrever a la borrosa muchacha:
Estaba absolutamente sola
y ausente.
La gente pasaba a su lado
pisando con prisas
sobre el cemento neutro.
Nadie la miraba.
Nadie conocía su problema
ni deseaba conocerlo.
Cada uno iba dando vueltas
a sus negocios,
a sus proyectos,
a sus urgentes tareas ....
Pasaba con prisa mucha gente.
Pasó incluso el arzobispo de la ciudad
abstraído en las minuciosidades
del programa a desarrollar
en mi visita a su provincia.
Pasó,
pasó el arzobispo
y no descubrió su sufrimiento.
Y pasó un cura,
y un banquero,
y un oficinista,
y un obrero ...
Pasó mucha,
mucha gente...
¡Pero nadie descubrió su sufrimiento!.
...
Luego pasó una nube,
borró mi sueño,
secó mis ojos,
y seguí durmiendo.
...
Pero más tarde volví a soñar
de nuevo
y vi una procesión de gentes
que tampoco habían venido a verme:
Y pasó primero un niño
vestido de harapos.
No sabía leer
lo que hablaban de mi en los periódicos.
Era gitano y no había ido nunca a la escuela.
Lo ví extraviado,
caminando sin rumbo,
mirando, triste, a ningún lado.
Pasó por delante de mis ojos
y se fue.
No sé a dónde iría, Señor.
Luego pasó un borracho.
Iba medio desnudo:
sólo llevaba un pantalón
y una chaqueta medio rota
con una botella de vino en un bolsillo,
unas zapatillas viejas,
un brillo extraño en los ojos
y una canción en los labios.
Nadie le había dicho que yo estaba en España.
Iba por su mundo de viaje.
Parecía felíz incluso.
Y, aunque externamente no parecía hombre,
llevaba la humanidad en sus labios,
en su canción,
-y en su sangre.
Luego pasó gente cansada,
jóvenes y viejos,
y pasaron también obreros
con sus manos llenas de callos,
y labradores con la frente arrugada,
y ancianos con un bastón en su mano...
y gente, gente, y más gente...
gente del pueblo llano
o de la aristocracia,
gente pobre en bienes
o en cariño ...
Gente y gente que no había estado conmigo
entre el sueño y el aplauso.
Gente pobre a la que no había llegado
ni siquiera el entusiasmo.
Y al final volvió a pasar
la muchacha de los diecinueve años.
Iba vestida de luto,
de negro,
de sombra,
de nada ...
y ante su rostro desnudo
y sufriente
sentí verguenza de mi éxito
y de todos mis aplausos ...
y volví a llorar por la muchacha.
III
¡Ah!
Señor,
acaba de sonar el timbre.
Es la hora de despertarme
oficialmente.
Voy a empezar un nuevo día.
Colorines y pancartas.
¿Es el mundo un circo?
¿La vida una comedia?
¿Soy yo un payaso?
No lo sé. Estoy confuso.
No sé nada, Señor,
pero te ofrezco este día,
con todo su color y sus aplausos,
por los que no me ven,
por los marginados,
por los pobres,
por los olvidados ...
y por aquella chica
de diecinueve años.
Hasta pronto, Señor,
otra vez me han llamado.
(Neno, 05-11-1982, reflexión escrita cando Juan Pablo II visitou España no ano 1982. Poño esto sin ánimo de critica, soio para que nos faga reflexionar, para que non nos preocupemos da "parafernalia" e para que pensemos que o esencial é que o Papa ven a España a falar de Xesús e a predicar o Evanxelio de sempre, a Boa Nova que nos libera e que nos axuda a ser millores e a facer entre todos un mundo millor.) (España, año 2003)
JUAN PABLO II, visitou España de novo en maio de 2003
Benvido a España, Juan Pablo II. Gracias por ter sido sempre auténtico e firme na transmisión do mensaxe de Cristo. Gracias pola túa fe e polo teu sacrificio. Gracias por existir.
Tenemos un Papa
que cree en Dios.
Tenemos un Papa
que cree en el Hombre.
Un Papa que cree en la Familia
y en la Juventud.
Un Papa que cree en la Vida
y en la Alegría.
Un Papa que cree en el Amor,
en la Justicia Social
y en la Paz.
Un Papa que cree en el Futuro
y que lucha hasta la muerte
por un mundo mejor.
Un Papa que cree de verdad
que Jesús Resucitó.
Tenemos un Papa
QUE TIENE FE,
tenemos un Papa
QUE CREE EN DIOS.
(Gracias, Juan Pablo, por existir,
gracias, Jesús, por habernos dado este Papa)
(España, año 2003)
(España, año 2005)
Más de 22 años después de haberse escrito la "plegaria privada de un papa", el día 2 de abril de 2005, muere Juan Pablo II. Y el mundo entero le rinde homenaje durante varios días hasta que el día 8 de abril es enterrado.
A sus funerales asisten cardenales, rabinos, .... reyes, presidentes, primeros ministros, .... y mucha gente anónima. Millones de personas viajan a Roma desde todos los países. En todo el mundo se reza para dar gracias a Dios por habernos dado este Papa.
Pastor de la Iglesia durante 26 años. Un hombre de fe. Coherente. Comprometido. Auténtico. Fuerte. Valiente. Sin dobleces. Sincero. Sencillo. Un hombre de paz. Un hombre bueno. Juan Pablo II el Grande. El Santo.
Su testamento dice que no tiene bienes materiales que dejar. Pero nos deja su mensaje. Y sobre todo su ejemplo. Su vida. Su juventud permante ("soy un joven de 83 años". Madrid año 2003). Sus primeras palabras: "no tengais miedo, abrid de par en par las puertas de vuestros corazones a Cristo..." Sus últimos actos: la entrega total al servicio del Evangelio hasta el último aliento. Su vejez vivida sin complejos. Sus enfermedades y sus achaques afrontados con entereza y alegría.
Sus últimas palabras: "Os he buscado. Ahora vosotros estais aquí. Y os doy las gracias".
Y su muerte. Su muerte removió la fe dormida de millones de personas. Su último viaje congregó millones y millones de personas en torno a su figura.
Un Papa inolvidable. Inmortal. Dió su vida. Se dió a sí mismo. Y ahora más que nunca es una simiente que enterrada produce fruto. Y fruto bueno y abundante. Gracias, Juan Pablo.
(Juan, 9-4-2005)
Testamento del Papa Juan Pablo II
"Lo que convierte la vida en una bendición no es hacer lo que nos gusta, sino que nos guste lo que hacemos." (GOETHE)
"No me resigno a que, cuando yo muera, siga el mundo como si yo no hubiera vivido" (Pedro Arrupe)
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