SOÑANDO ATARDERECES INFINITOS

Baila la luna

sus últimos pasos

en el cielo de seda,

escondida tras la niebla

de un día lluvioso

de septiembre.

Despiertan las Cíes

de su dormir suave,

abren sus almas

y miran con dulzura

a los primeros barcos

que a ellas llegan.

Una lluvia perezosa

riega los pinos,

las playas y las rocas.

Un suave viento del sur

acaricia las raíces

de las montañas eternas:

llega sangre andaluza

para reclamar el sol.

Y al fin vence la vida

y la tarde se pone de playa:

un bonito día de septiembre.

Sueños morenos

acarician el mar.

Y en el fondo de la Ría

late con fuerza

el corazón del último dinosaurio,

sintiendo que la luna,

-su amada-,

se está bañando en el agua.

Duermen los misterios

escondidos en el alma de las Islas.

Y el silencio canta

soñando atardeceres infinitos.

(Juan, 12-09-2014)